Desperté y dormí sin ti

Anoche soñé contigo, fue un sueño único y sublime.

Solos tú y yo, acompañados de la luna, el viento y el mar; tomados de las manos caminando por la arena. Tú sonreías y yo era inmensamente feliz por verte sonreír.

Así pasamos toda la noche hasta que el alba rasgó el cielo en dos y la luz del sol toco nuestra piel; sin titubear nos sentamos en la arena, mientras el viento y la brisa del mar rozaban sutilmente nuestro ser, fue entonces cuando nuestras almas se erizaron ante sus delicadas muestras de amor. Luego de eso, fue inevitable, tuve que hacer algo para demostrar lo que sentía y desbordaba desde mis adentros, y te abracé con todo ese universo de sentimientos que sentía en ese momento.

Y después de unos segundos pegado a tu piel, sostuve tu rostro, te vi como cuando veo el cielo nocturno buscando el infinito y te robe un beso, y tú, me abrazaste fuertemente susurrando a mi oído un dulce: «te amo», el cual hizo que colapsara todo mi ser por completo. Yo, enmudecí por un momento por sentir tan puro y sublime sentimiento, pero respondí de inmediato con mis ojos y una sonrisa que irradiaba luz, y luego de un suspiro que nació desde lo profundo de mi corazón pronuncie un «siempre te amaré mi dulce amor, siempre lo haré».

Me puse en pie, te tomé de la mano y seguimos caminando dejando nuestras huellas en la cálida arena. Luego de eso, desperté, y allí, recostado aún sobre mi cama, en medio de una mañana apunto de nacer y con las sábanas a media piel, te extrañé mucho más de lo que ya te extrañaba antes de irme a dormir sin ti.


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