Nunca estamos solos...
y creciente vacío, siento que falta una parte de mí, aparto las sábanas y con los pies desnudos camino por toda la casa buscándote con los ojos entrecerrados. de repente, te miro ahí, sentado en el piso; puedo distinguir tu silueta casi fantasmal, casi irreal en medio de luz y sombras que de repente se tornan en la más completa obscuridad. Me siento junto a ti e intento abrazarte mientras que tú tratas de abrazar y proteger a tu niño interior, puedo escuchar ese llanto apagado que en vano trataste de ahogar, sé bien que es lo que te estás preguntando, ojalá tuviera las respuestas, ojalá que pudiera contestarte una sola. Sin embargo estoy tan desconcertado como tú, ya no se nada igual que tú, el mundo se me ha venido encima al igual que a ti. escondes tu rostro entre las manos y explotas en llanto, un llanto que desgarra el corazón y que deja salir toda tu desesperación; no puedes más y es entendíble han sido muchas cosas, muchos eventos desafortunados, pérdida de seres querido, noticias desgarradoras, desilusiones, decepciones… quisiera consolarte, poder decirte tantas cosas pero no puedo, las palabras no salen mueren antes de nacer. por un momento me derrumbo contigo y solo puedo llorar junto a ti, vuelves abrazar a tu niño interior con fuerza, mientras tu mirada se clava en algún punto en medio de esa obscuridad; con la voz entrecortada por las lagrimas me preguntas cuando fue que comenzó todo, me dices que no te diste cuenta de nada, me dices que, que no sabes cuando se te escapó todo de las manos, cuando se comenzó a formar esa bola de nieve que al deslizarse cuesta abajo fue haciéndose cada vez más y más grande y a su paso arrasó con todo lo que habías construido, con todo en lo que creías. Pensaste que todo lo hiciste bien a pesar de que todo estaba en contra, a pesar de todo aun conservabas la fe… mirabas tu obra y te sentías orgulloso. hoy el dolor es insoportable, te sientes derrotado, incompleto, vacío… para donde volteas sólo destrucción encuentras. hoy, solo un hilo te sostiene y no te deja traspasar esa frágil línea entre la razón y la locura, te aferras a él con fuerza temiendo poner a prueba su resistencia, tratas de no tensarlo, sabes que cuando ese hilo se rompa, tu caída al abismo del que estás al borde y del que sólo un pequeño paso te separa, será inminente. dame tu mano, yo la sostendré, tengo que ser fuerte, por ti, por mi y por ese niño que te afanas tanto en proteger. ahora, solo sé decirte que tienes todo el derecho de llorar, de gritar, de rebelarte, pero a la vez tienes que ayudarme a ayudarte; tienes que reconstruirte, alejarte de a poco del abismo que extiende sus brazos hacia ti, que te llama que quiere envolverte en su fatal abrazo, que reclama tu cordura, tu vida, la poca fuerza que aun te queda, que quiere tu voluntad. deja que esa sonrisa que asomas frente al mundo aflore de igual forma cuando estás solo, cuando nadie te está mirando, vuelve a juntar tus pedazos. no es la primera vez que lo haces y aunque sientes que ya no te quedan fuerzas, puedes hacerlo, únelos de a poco, únelos de uno en uno, el trabajo está en comenzar, en poner ambas rodillas en el piso y tomar el primer pedazo y buscar el siguiente que encaje para empezar a unir, un día terminarás… quedarán cicatrices semejando grietas, pero serán recordatorio de que pudiste hacerlo y de que siempre lo podrás hacer una vez mas, solo te tienes a ti nadie mas lo hará. Sin dejar de abrazar a tu niño interior me miras con lágrimas en los ojos, no puedes distinguir mi rostro pero sabes bien que soy yo el que te habla, tu parte valiente, el que siempre te ha impulsado hacia adelante en las vicisitudes, el que te toma la mano cuando lo necesitas, el que te impulsa siempre a seguir, sabes que solo cuentas conmigo y que por ti me hice fuerte. tú, mi parte débil el que se quebranta, el que es tan frágil como el más fino cristal, el que siempre está en busca de un abrazo y una palabra de consuelo, ayúdame a salvarnos, necesito de tu ayuda para una vez más, volver a renacer.
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