Carta a la persona que me devolvió la paz
No obstante, coincidimos en el momento más inesperado y no
pudimos separarnos desde ese día. Mis amigos estaban preocupados por mí, porque
desarrollé demasiada confianza en alguien completamente desconocida y temían
que me lastimaras. No podían entender qué me hacía sentirme tan tranquilo.
Luego te conocieron y entendieron. Tu presencia no sólo da
paz, sino alegría. Aunque ellos lo notaron y ahora te adoran, existe algo que
no podrán conocer nunca porque es muy nuestro; en tu mirada siempre hay algo
que me dice: "toma mi mano, prometo no soltarte nunca". Lo supe desde
el primer día.
Y claro, no todo ha sido perfecto. Ingenuamente yo creí que lo era, que nunca habría problemas, pero no ha sido así. Somos
humanos.
Poco a poco he madurado y he entendido que el punto de las
relaciones duraderas es la paciencia y la aceptación. Saber que las personas
estamos creciendo y cambiando todo el tiempo, que hay que esperarlas; aceptar
que nadie es perfecto, hay que aprender a lidiar con los defectos.
Ahora te agradezco que me hayas enseñado esa valiosa
lección. Gracias por mostrarme que nos tenemos y que eso basta. En particular,
en nuestros momentos de mayor crisis tanto interna, como externa.
Antes de ti, las personas con las que había estado me hacían
sentir que estar con ellos era un auténtico favor voltearme si quiera a ver, tú
no.
Y aunque les agradezco, porque por algo pasan las cosas y
aprendí mucho, te agradezco a ti por hacerme sentir que "no soy una
opción, sino una tremenda oportunidad".
Gracias por devolverme la fe en el amor y no soltarme nunca.
Comentarios
Publicar un comentario